GRUPO PRÁCTICO DE NOVELA

Durante la cuarentena me atreví (por fin) a empezar mi primera novela de forma seria, y lo hice no porque tuviera tiempo y me animara a ello, sino por recomendación de Marta González. Me ofreció empezar de cero y seguir todos los pasos previos para que la escritura fuese rápida y fiable, sin vueltas atrás por incoherencias y sin dejar ningún cabo suelto en la trama.
Lo he agradecido de veras. Llevo buena parte escrita y creo que vamos con un muy buen ritmo para ser mi primera vez. Las clases se hacen muy amenas y son muy útiles. Somos cuatro personas contándola a ella, cada uno con su propia novela, y el ambiente de trabajo que se ha creado es muy agradable. Nos reunimos una vez a la semana y estamos entre dos y tres horas (dependiendo de cuánto nos paremos a charlar, que por algo nos hemos hecho amigos los cuatro del grupo) y se ha convertido en uno de los momentos más tranquilos y esperados de cada semana.
Además, Marta es muy cercana y directa sin resultar ofensiva a la hora de dar pautas o apuntar detalles de mejora en los escritos. Yo, personal y profesionalmente, la recomiendo muchísimo. Muy poca gente sabe enseñar este tema sin resultar pedante, y Marta González Peláez lo consigue.

¿Te suena esa canción que dice que un DJ salvó su vida? Pues Marta salvó la mía. Literariamente hablando, claro. Pero me la salvó.
Me encanta escribir, lo hago desde que recuerdo (con un parones de varios años también), pero tengo un terrible defecto: soy muy inconstante. Tras cumplir mi primer sueño de publicar un libro de relatos (cortos, por eso lo publiqué ;)), me quería lanzar a escribir mi primera novela, pero sabía que yo sola no sería capaz de terminar. Necesitaba una mentora y el destino puso en mi vida a Marta. No solo me guía y me anima, son tantas cosas que seguro que alguna se me olvida.
Me dio los recursos para plantear la trama más básica, me ayudó a crear los personajes y hacerles aún más creíbles e interesantes, me corrigió faltas de ortografía y de estilo. Pero eso lo podrían hacer muchos otros profesores.
Me corrigió, me dijo “falta descripción” o “lo ha conseguido demasiado fácil, que se lo curre más” o “este capítulo es magnífico”. Pero eso lo podrían hacer algunos otros profesores.
Sábado a sábado, me acompañó en la historia para que brille aún más, me ayudó a delinear la estructura de capítulos para que sea lógica, coherente y evolucione, creyó en mí más que yo misma en momentos de bajón y, sin prisa pero sin pausa, me impulsó para lanzarme y volar. Y eso solo lo puede hacer ella.
Marta, tienes un espacio muy especial en mi libro y en mi corazón. Gracias por ser LUZ.