Me gusta ponerme la música en aleatorio. Pero no de tal forma que suenen al azar canciones que yo he elegido, sino que dejo que Alexa decida qué suena. A veces sale bien, generalmente no.

El caso es que estaba escuchando música el otro día (ya sabes, cualquier momento entre la creación del mundo y ayer por la tarde) y sonó una canción del grupo Morat en colaboración con Juanes:

Estaba sonando mientras yo trabajaba y una parte me llamó la atención y me hizo ponerme a escuchar más atentamente:

Ganaré la guerra para conquistarte,

no quiero admitir que te vas

Y esas palabras me llevaron rápidamente a pensar en De fuego de amor herido de Joan Pau Pujol, un compositor que vivió entre el siglo XVI y XVII. Que no es que yo esté muy puesta en música barroca española, pero a este lo conocía por la documentación de mi próxima novela (proyectoVoz). 

Aunque el estilo y las palabras son muy diferentes, el mensaje viene a ser el mismo:

Entro en justas y torneos
porque sé que, si reparas
en el amor que te tengo,
caerás en tu cuenta errada.

Que me pregunto yo: a estas dos señoras qué les importará que los señores vayan por ahí a pegarse con nadie, pero bueno…

A raíz de esto me paré a escuchar más detenidamente las canciones que sonaban y me puse a pensar en los últimos libros contemporáneos que he leído y a compararlos con mis lecturas más antiguas (sí, con este calor no me apetecía trabajar, lo admito). Y, el caso, es que no he encontrado grandes diferencias.

Más allá de los grandes temas como el amor o la muerte que nunca van a pasar de moda porque forman parte de nuestra naturaleza humana, se repetían muchas ideas que pensaba que hacía mucho que habíamos dejado atrás:

  • La mujer ha de ser conquistada. El hombre es el conquistador.
  • Si la mujer no corresponde a los sentimientos del hombre es porque quiere hacerlo sufrir o porque es un alma libre (que no le guste él no parece ser una opción).
  • Solo hay dos tipos de mujeres, las buenas y aburridas y las libres y promiscuas.

Y podría seguir y seguir y seguir hasta el infinito, porque me he topado con un cliché tras otro. Y, aunque no todos, la gran mayoría giraba en torno a las mujeres. Así que me encabroné y dejé el ejercicio.

Lo peor de todo esto es que las que nos quejamos de estos estereotipos recibimos bastantes quejas por ser unas exageradas o buscarle cinco pies al gato. Lo cual, me encabrona aún más. Que sí, que es «solo música» o «solo un libro», pero no lo es: es el reflejo de que algo sigue estando muy mal. Y como sé que este debate no llega a ninguna parte, solo voy a decir una cosa:

Cada uno es libre de escribir lo que quiera, no pretendo censurar a nadie; pero yo también tengo derecho a no consumirlo porque no me gusta.

Ale, para terminar, dejo una canción mucho más positiva, que no se nos quede un mal sabor de boca.